Crítica de cine: la tentación y el pecado en Star Wars



Los seguidores de la saga cinematográfica Star Wars decimos que en estas películas y en su trama hay muchas y diversas lecturas. Se le ha dado toda suerte de interpretaciones, sociales sobre todo, e históricas, poniendo en relación la caída de la República Galáctica con la caída de Roma, la aniquilación de la Orden Jedi como trasunto de la persecución y exterminio sufrido por los templarios, etc.
Pero que yo sepa nadie ha escrito nada acerca de los mensajes cristianos, o casi cristianos, que subyacen en Star Wars. En este artículo pretendo aproximarme a uno de los, a mi criterio, más profundos y tenebrosos diálogos en la historia del cine, que podría enlazarse incluso con las enseñanzas del Génesis acerca de la tentación y el pecado.
Me refiero concretamente a la última película de la saga (última por el año de su estreno, tercera por los hechos que se narran), “La venganza de los Sith”, y en particular al diálogo que sostienen Palpatine y Anakin Skywalker en un palco de la ópera de Coruscant. Para los desconocedores de esta trama y personajes conviene explicar por que Palpatine (interpretado magistralmente por el actor Ian McDiarmid) es el canciller de la República Galáctica, ocupa un cargo que reúne en si las facultades de jefe de Estado y primer ministro, al que ha accedido tras ganar una moción de censura, y que detenta (“retener y ejercer ilegalmente algún poder o cargo público”, así define el diccionario esta palabra, y en ese sentido la aplico a Palpatine) con poderes extraordinarios concedidos por el Senado, debido a la guerra que sostiene la República contra los separatistas, circunstancia que hace recelar a la Orden Jedi. Anakin Skywalker (interpretado por Hayden Christensen) es un caballero Jedi, un miembro de la Orden religioso-militar defensora de la paz y la justicia en la República, dedicado por vocación y pertenencia a dicha Orden al servicio del bien. La Orden Jedi se integra por individuos que son sensibles a la Fuerza, una especie de energía creada por todos los seres vivos y cuyo conocimiento y control confiere poderes sobrenaturales. La Fuerza tiene un lado bueno, o Lado Luminoso, al que sirven y del que se sirven los Jedi. Pero a su vez tiene un Lado Oscuro o Reverso Tenebroso, en el cual puede caer el Jedi si se deja dominar por las pasiones, (la ira, el odio), por tanto, para evitar verse seducido por el Lado Oscuro de la Fuerza el Jedi debe someter ascéticamente todas sus pasiones, incluso las más nobles, como el apego natural a los demás, porque cualquiera de ellas puede conducirle al odio, a la ira, al sufrimiento. Los que se han entregado al Lado Oscuro se les conoce en Star Wars como los Lores Sith, semejantes en todo a los Jedi excepto en que no evitan entregarse a sus pasiones, por el contrario, las utilizan para alcanzar un mayor poder.
Hecha esta introducción, transcribo el diálogo entre Palpatine (que es un Lord Sith, Darth Sidious, aunque mantiene oculta esta condición) y Anakin Skywalker, debiendo tener presente que éste está casado en secreto (contraviniendo el Código de la Orden Jedi) con la senadora Padme, embarazada de él, y cuya muerte en el parto el Jedi teme debido a sueños supuestamente premonitorios.

Palpatine- (Dirigiéndose a Anakin) Eres el mejor candidato, sin duda (para una misión delicada). Siéntate. (y dirigiéndose a sus sirvientes). Dejadnos.
“Anakin, sabes perfectamente que ya no puedo confiar en el Consejo Jedi. Si aún no te han incluido en su complot, pronto lo harán”
Anakin-No estoy seguro de entenderle
P- Tú debes percibir lo que yo con claridad sospecho: el Consejo Jedi persigue el control de la República y planean traicionarme.
A- No creo que…
P- (Interrumpiéndole) Anakin, usa tu intuición: lo sabes, ¿verdad?
A- Sé que no se fían de usted
P- Ni del Senado, ni de la República, ni de la democracia si me apuras.
A- En este momento mi confianza en ellos es menor.
P- ¿Por qué? Te han encargado una tarea con la que te sientes deshonesto, ¿no? La tarea de espiarme.
A- (Con temblor en la voz, porque es cierta la acusación) No… no sabría decir…
P- Refresquemos tus primeras lecciones: todo aquel que accede al poder teme perderlo algún día, incluso los Jedi.
A- Los Jedi utilizan su poder para el bien.
P- El bien es un punto de vista (obsérvese el relativismo moral del canciller). Los Sith y los Jedi son similares en casi todos los aspectos, incluido el de la búsqueda de un mayor poder.
A- Los Sith confían en su pasión por su fuerza, piensan hacia adentro, sólo en sí mismos.
P- ¿Y no es lo que hacen los Jedi?
A- No, son desinteresados, se preocupan por los demás

(En este instante se produce un silencio. Palpatine comprende que no logra convencer a Anakin y decide sondearle aprovechando su debilidad: su sufrimiento por el temor a perder a su esposa)
P- Dime, Has oído hablar de la tragedia de Darth Plagueis el sabio?
A- No
P- Lo suponía. Un Jedi nunca te la contaría. Es una leyenda Sith. Darth Plagueis era un Lord tenebroso del Sith, era tan poderoso y tan sabio que podía utilizar la Fuerza para influir en los midiclorianos y crear… vida. Era tal su conocimiento del Lado Oscuro que incluso podía llegar a evitar que los seres que le importaban murieran.
A- ¿Podía salvar a una persona de la muerte? (Aquí demuestra Anakin su punto débil, sus temores, hábilmente aprovechados por Palpatine)
P- El Lado Oscuro de la Fuerza es un camino que puede aportar facultades y dotes que muchos no dudarían en calificar de antinaturales
A- Bien, ¿y qué le pasó?
P- Llegó a ser un hombre tan poderoso que su único e incesante temor era perder el poder que, por supuesto, perdió. Cometió el error de transmitir a su aprendiz todos sus conocimientos. Un día su aprendiz le mató mientras dormía… es irónico, era capaz de salvar de la muerte a cualquiera menos a sí mismo.
A- ¿Y es posible aprender ese poder?
P- Lo es, pero no de un Jedi
En este enlace puede verse la segunda parte del diálogo transcrito: http://www.youtube.com/watch?v=1Xb1wVYE0ng&feature=related
Si el lector se fija detenidamente, y sobre todo, si además ve el video del enlace (que recomiendo por los magistrales gestos y expresiones del actor, revelando la maldad de Palpatine) observa varios detalles que recuerdan cómo actúa la tentación, y cómo termina por caerse en el Lado Oscuro, trasunto del pecado.
Palpatine empieza por regalarle el oído a Anakin al manifestarle que es el mejor candidato para cierta misión. Es la misma estrategia habitual del tentador (o Tentador, si lo prefieren): actúa halagando nuestros deseos, nuestros instintos, convenciéndonos o dando lugar a que nos convenzamos de que somos lo mejor del mundo. Es la tentación de la soberbia.
Tras la conversación argumentada, comparando a los Jedi y los Sith, y tras comprobar que por ese camino la tentación no hace mella en Anakin, el canciller le ataca, le corrompe casi, ofreciéndole el Poder (inciso: ¿no les recuerda esto el pasaje de Mt. 4, 8-9?), poniendo a su disposición un Poder absoluto, prácticamente ilimitado, con facultades antinaturales (exclusivas de Dios, diríamos los cristianos), incluida la de crear vida de la nada y evitar que otras personas mueran. Ante esta tentación Anakin cede, Palpatine dirige su ataque de manera magistral, perversamente magistral. Porque la debilidad de Anakin es doble, y ambas las aprovecha el canciller: en primer lugar, no haber sido capaz de dominar sus pasiones optando entre el compromiso con la Orden Jedi o el compromiso con Padme, cuando ambos son incompatibles, porque es norma de la Orden Jedi el desapego, no permanecer unido a nadie. Anakin no quiere optar, quiere tenerlo todo: ser un caballero Jedi y además un hombre casado. Quiere que el mundo y las normas se adapten a él, a sus deseos, a sus pasiones, y por satisfacer estos deseos –en principio buenos y nobles, luego perversos- está dispuesto a todo, hasta el crimen –no se detiene ni ante el cobarde infanticidio, a Anakin hasta los niños le estorban-, como se ve en la propia película. Por supuesto, para él quienes representan un obstáculo en la satisfacción de todos sus deseos “son el mal”, como él mismo termina diciendo. En la vida real hoy se aplica el término “intolerantes” a aquellos que defienden que no todo deseo particular es un derecho, y que en la vida hay que optar, y ser coherente con las opciones que se eligen, así como responsable de las consecuencias que se derivan de los propios actos libres. Anakin es un personaje que refleja muy bien la condición dominante en nuestra sociedad, que eleva los más particulares y minoritarios deseos al rango de derechos, pretendiendo que el mundo y todas las normas preexistentes se adapten a dichos deseos, no optando, no eligiendo nunca, ni asumiendo las consecuencias que se derivan de las acciones de cada cual, sino pretendiendo que otros –el Estado casi siempre- venga a “remediar” y “suprimir” los efectos que muchos en esta sociedad ven como derivados molestos y enojosos de los propios actos libres.
La segunda debilidad de Anakin, y que aprovecha Palpatine, es que sufre por el futuro, por lo que puede ser o no ser –él no sabe en verdad el futuro, ni puede saberlo, pero en su soberbia se cree omnisciente- y por evitar que ese futurible hipotético tan temido llegue a concretarse está dispuesto a alcanzar los poderes sobrenaturales que aporta el Lado Oscuro (es la tentación de “ser como Dios”, de Gen. 3, 1-6). Por eso le pregunta a Palpatine “Y es posible aprender ese poder?”.
Y Palpatine-Darth Sidious, (verdadero trasunto de Satanás, si lo prefieren) aprovecha el instante de completa entrega del Jedi ya caído y pronuncia la frase demoledora: “Lo es, pero no de un Jedi”. Es decir: para seguir el camino de ese Poder hay que abandonar la senda del bien.

Fdo. Mon Mothma

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